Sakura Haruno
Ya llevaba un buen rato maldiciendo la cosa que más odiaba en la vida, “eso” que para lo único que sirve es para molestar, si al menos no hiciera tanto ruido… Su maldito despertador como cada mañana volvía a despertarla… una cabecita rosada se asomaba entre las sabanas, entre insultos y maldiciones se fue desperezando, se tallaba los ojos mientras con la mano libre oteaba en busca del aparato el cual aun no paraba de sonar. Se levantó pesadamente de la cama, y se dirigió al baño, por el camino se fue quitando el pijama, como todas las mañana se duchaba con agua fría. Diez minutos más tarde salió del baño y se dirigió al closet, como hoy no tenía entrenamiento podía ponerse lo que quisiera y se decidió por unos pantalones negros ajustados una camisa de tirantes de exactamente el mismo color de sus ojos y unos zapatos finos verdes. Desde hacía unos meses había sido ascendida a jounin, y decidió irse a vivir sola. Hoy como casi todas las mañanas iba a desayunar con su “equipo”, antes de salir de su piso se miro al espejo. En el ya no veía a la inocente niña de 12 años veía a toda una mujer independiente, y no por su aumentado busto que hacía que muchos hombres torcieran la cabeza para mirar por donde ella pasaba ni por sus facciones más finas, si no por que los años en los que lloró por Sasuke habían acabado, no estaba segura de sus sentimientos, no sabía si odiarlo o quererlo, había pasado tanto tiempo sin verle… y solo dios sabe cuanto lo echaba de menos… Pero en fin, ella más no podía hacer, solo esperar que él regresase y recibirle con los brazos… ¿abiertos?
El equipo 7
Otra vez tenía que esperar… a Sai y a Naruto se les estaba empezando a pegar la manía de cierto sensei peligris de llegar tarde, estaba en un pequeño bar, donde solían desayunar, siempre se sentaban en una mesa de madera con dos bancos, al final del establecimiento, después de casi diez minutos esperando el primero llegó.
-Buenos días –dijo Sai sentándose en el mismo banco que ella-
-Buenos días –le respondió con un deje enfado-
-No te enfades princesita no volverá a pasar
-Eso dijiste la última vez… -Al estableciendo había entrado una cabellera rubia de ojos azules, que nada más ver a sus compañeros se dirigió hacia “su” mesa-
-Buenos días
-Buenos días –le respondieron los que estaban sentados en la mesa
-Siempre tienes que ser tú el que se pone al lado de Sakura-chan –le dijo Naruto a Sai-
-Por que tú siempre llegas el último dobe
-No me llames dobe, baka
-Y tu no me llames baka, dobe –Naruto se sentó enfrente de la pelirosa y el pelinegro-
“No se por que a Naruto le cae tan mal Sai si es idéntico a Sasuke” –pensó Sakura-
-Sakura-chan tenemos una misión, hay que entregarle un pergamino a una vieja amiga de Tsunade
-¿Cuándo salimos?
-Mañana por la mañana, y baka no llegues tarde a Sakura-chan y a mi no nos gusta tener que esperar por un teme como tú –Dijo Naruto con sonrisa de superioridad y cruzando los brazos delante de su pecho-
“Mira quien fue a hablar” –Pensaron Sakura y Sai con una gotita en la cabeza-
Los tres desayunaron y a la media hora se estaban despidiendo en la puerta del local…
-Me voy a ver a la vieja a su despacho, ya voy yo por la copia del pergamino, así que nos vemos mañana por la mañana, en el puente a la hora de siempre –Naruto se despedía con una mano mientras salía corriendo hacia el despacho de la vieja Tsunade-
-Yo me voy a casa, adiós –se despidió Sakura-
-te acompaño, no tengo nada mejor que hacer -Sakura miró de mala manera a Sai-
–Ni pienses que te voy a hacer la comida como la última vez
-¿Crees que solo te acompaño para que me hagas la comida?
-Si –contestó segura la pelirosa-
-vale tienes razón¿me haces la comida? –dijo sonriendo el pelinegro-
-No –le contestó Sakura riendo-
-Sai se puso enfrente de la pelirosa para que parara, dobló un poco las rodillas para quedar a la misma altura que la pelirosa y con cara de cachorrito abandonado le dijo –por favor…
-¿No tienes nada mejor que hacer? –Dijo Sakura poniendo los brazos en jarras -Sai negó con la cabeza- Vale pero que no se te haga costumbre –dijo Sakura medio enserio medio riendo, en el fondo Sai la ayudaba a no pensar en Sasuke y era un buen amigo en quien podía confiar, ambos retomaron en rumbo al departamento de la pelirosa.
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Sin Kabuto molestando alrededor es como más le gustaba entrenar a Sasuke, estaba en medio de un descampado, con su espada en la mano estaba perfeccionando sus movimientos, luchaba con un enemigo imaginario, pero había que admitir que no cualquiera haría un entrenamiento tan perfecto como el que estaba realizando el pelinegro. Aun así su mente no estaba completamente centrada en su espada…
“Esto es ridículo, hace meses que entreno solo” –Pensaba mientras ondeaba la espada-
“¿Para que me fui?, ni si quiera tengo a alguien contra quien luchar” –guardó su espada y se sentó en el suelo- “aunque prefiero estar solo que con la molestia de Kabuto a mi alrededor” molestia, esa palabra siempre le ponía melancólico, le recordaba ciertos ojos verdes…
“nunca pensé que llegaría a echarla de menos…” –y es que cada vez que alguien mencionaba la palabra molestia siempre veía una cabeza rosada en su mente
“si hasta sueño con ella, Sakura…”
-¿Esto es lo que haces cuando Kabuto no supervisa tu entrenamiento? –Le preguntó una voz áspera-
-si –le contesto Sasuke con un deje de aburrimiento –y si no te gusta te puedas marchar, Orochimaru
Mientras Sasuke se levantaba, la serpiente sacaba rápidamente un kunai, el pelinegro dio un giro rápido y enfrentó kunai contra kunai…
-Más vale que entrenes, no necesito un cuerpo débil
-El pelinegro con su sonrisa de superioridad se guardó el kunai y le dio la espalda –Y a ti más te vale que no te metas en mis asuntos, puede que decida marcharme
-Antes de que te vayas te mataré
-Por ahora no tendrás que hacerlo, pero te recuerdo que estás aquí para hacerme más fuerte –Sasuke empezó a elevar la voz.- y si ni siquiera me entrenas no se como vas a conseguirlo
-Si quieres entrenamiento eso tendrás –Ambos se lanzaron a una batalla, que aunque fuera un entrenamientos se esforzarían en hacer saber al otro quien era el mejor.
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