A la mañana siguiente…
-relájate…
-Estoy nerviosa será la primera vez que lo vea –Dijo Sakura-
-Pero tú misma estás diciendo siempre que los nervios nos son buenos para el bebé… -le riñó Sai-
-Tienes razón… -suspiró y se acostó en la camilla-
-Así me gusta, haciéndome caso –Sakura rió, el moreno estaba sentado al lado de la camilla, para así poder ver la pantalla, donde podrían ver al hijo o hija de Sakura, ambos esperaban pacientemente a que Tsunade llegara. Después de unos cinco minutos la Hokage apareció, ella era la que supervisaba el embarazo de Sakura-
-Hola a los dos…
-hola Hokage-sama
-Bien Sakura súbete la camisa y acuéstate
-Hai… -la pelirrosa obedeció-
-Bien, ya sabes, el liquido está frió –Tsunade aplicó el liquido y empezó con la supervisión-
-¿Lo ves Sakura?
-Hai… Hokage-sama –Unas lagrimas resbalaron por el rostro de la pelirrosa, mientras Sai cogía su mano y la apretaba, para hacerle saber que el estaba ahí… y nunca la dejaría sola-
-¿Qué es Sakura? -preguntó curioso-
-Es… un niño… -Sakura se tapó la boca mientas más lagrimas de felicidad salían de sus ojos-
-El bebé está sano, y la prueba de sangre muestra que estabais ambos perfectos…
-Gracias Hokage-sama
-Quiero verte dentro de un mes aquí… y sigue cuidándote como hasta ahora…
-Hai… -Sai y Sakura ya estaban saliendo de la puerta-
-Y Sai… tú también cuídala…
-Claro… Tsunade-sama
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Así pasaron los meses, Sai, Naruto, Kakashi-sensei y el resto de sus amigos ayudaban a Sakura en todo lo posible… Quedaban con ella para que no se sintiera sola. Y cuando Sakura estuvo de 8 meses, sus padres le regalaron un piso más grande… la excusa era “mi nieto necesita más espacio para crecer…”.
Es verdad que a sus padres no les gustaba la idea de que su hijita fuera madre soltera, es más ni siquiera había dicho quien era el padre, pero cuando empezó a tener la barriguita a sus padres se les caía la baba… Ino era una de las que más le ayudaba… algunas tardes ellas salían de compras a buscar cosas para el bebé… Naruto era el que se encargaba de animarla y de vez en cuando le llevaba algún regalo…
Pero sin duda el que más la había ayudado era Sai… siempre la acompañaba al hospital… y cuando se mudó él fue el que preparó la casa… y fue él que preparó la habitación del niño… la pintó, la preparó y los más difícil de todo… montó la dichosa cuna… él decía: “Montar cunas te saca las ganas de tener hijos…” le ayudaba a llevar la compra y algunas veces hasta cocinaba… Sakura no podía describir con palabras lo agradecida que estaba de tener un apoyo tan grande como lo era Sai…
El día tan esperado había llegado, Sakura empezó a tener contracciones cuando Sai y ella estaban cenado… él la llevó inmediatamente al hospital, el parto duro siete horas, no fue nada fácil ya que ella era demasiado joven, aun así no hubo complicaciones…
El bebé era un niño fuerte y sano…
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